El mundo ha cambiado. Lo que vivimos hoy no se puede comparar con otra época de la historia de la humanidad. La tecnología, la red de internet, y la informática lo están transformando todo.
Hace 4000 años la información estaba grabada en un disco de arcilla, en un papiro, o en una piedra; era pesada, difícil de compartir, limitada para unos pocos. Hoy la información está a la distancia de un clic, es para todos, es liviana, y nos está transformando.
Hace tan solo 30 años se hacían cosas con la poca información que se tenía. Hoy tenemos mucha información y con ella se puede hacer mucho. Los datos masivos, o los Big Data, hoy aportan información en línea, en tiempo real, que transforman realidades (Cukier, 2014).
Una simple búsqueda en Google de un electrodoméstico ya genera un patrón de información utilizado por Facebook para enviar publicidad sobre el electrodoméstico buscado. Hoy todo está conectado.
La noticia del uso de las bases de datos en Estados Unidos a favor de un candidato a la presidencia es solo un ejemplo de todo lo que es posible hacer con el uso de los Big Data. En problema allí es que los datos fueron tomados de manera ilegal, y ¿qué cuando son tomados con autorización del usuario?
Es pertinente, entonces, que ante la cantidad de datos que se brindan se puedan tomar acciones para que estos sean analizados, procesados, y usados para cambiar realidades, también en el campo educativo.
López-Cantos (2015), socializa un ejercicio investigativo en donde el Bid Data queda limitado al uso de un software para identificar palabras o conceptos específicos. El resultado no fue el esperado, y se concluye que es necesario la intervención humana para sacar provecho de la herramienta.
Nadie, por poco inteligente que fuera, ante la necesidad de clavar una puntilla se quedaría esperando por horas hasta que el martillo por sí mismo clavara la puntilla. La tecnología es una herramienta y requiere la participación humana. Hasta los avances en aprendizaje automatizado reconocen el rol que tiene el ser humano en la programación. No es posible limitar el Big Data a un software. El software es una herramienta que requiere de un humano que la administre, que la use.
Su uso requiere el mayor cuidado. El fuego, como herramienta, puede calentar, pero también puede quemar. El uso de Big Data puede brindarnos múltiples visiones de la realidad, visiones que nos ayudan a ver el mundo que nos rodea de manera distinta (Arcila-Calderón, Barbosa-Caro, y Cabezuelo-Lorenzo, 2016), pero también nos puede llevar a manipular al otro con la información recolectada (Cukier, 2014).
¿Si los datos recolectados por una plataforma de E-Learning me muestran el momento del tiempo, y los días, en que los estudiantes virtuales están conectados y en donde su trabajo se hace de manera más eficiente, no puedo diseñar planes, estrategias, y programas para generar impactos positivos en ellos?
La educación no usa los datos que genera. Los datos recolectados solo son utilizados para comparar estudiantes, para determinar quién aprueba o quien reprueba de manera que el estudiante se convierte en un número y deja de ser un ser humano. ¿Cómo usar los datos masivos para mejorar la educación?
En relación con la investigación el camino no está muy avanzado. Pocas investigaciones se han hecho en este campo y aún no se encuentra el camino claro para aplicar una u otra metodología. Lo cierto es que los datos están, en muchos casos ya están recolectados, y solo se requiere de una mente, humana, que pueda analizarlos y con la ayuda, porque no, de la máquina, pueda diseñar planes de transformación de la realidad.
Los datos brindados por una aplicación que muestra el estado del clima en determinado lugar ayudan para elegir la mejor ropa para estar en dicho lugar. ¿Por qué no pensar en aplicaciones que nos brinden información en relación con el nivel de motivación de los estudiantes?
La investigación es un camino válido para conocer la realidad que nos rodea, al responder preguntas y al solucionar problemas. La tecnología es una excelente herramienta para mejorar la metodología de investigación. No quiere decir que la tecnología ahora va investigar y va a resolver problemas, pero sí que brinda una ayuda. Solo que hay que saber utilizar adecuadamente la herramienta.
Referencias
Arcila-Calderón, C., Barbosa-Caro, E., y Cabezuelo-Lorenzo, F. (2016). Técnicas big data: análisis de textos a gran escala para la investigación científica y periodística. El profesional de la información (EPI), 25(4), 623-631. https://doi.org/10.3145/epi.2016.jul.12
Cukier, K. (2014). Datos masivos, datos mucho mejores. Recuperado a partir de https://www.ted.com/talks/kenneth_cukier_big_data_is_better_data?language=es
López-Cantos, F. (2015). La investigación en comunicación con metodología BigData. Revista Latina de Comunicación Social. https://doi.org/10.4185/RLCS-2015-1076