Cuando escribo estas líneas es día viernes. Las escribo pensando en cómo grabar el video que saldrá mañana en el canal de YouTube, pero además del cómo fue necesario pensar en el qué del video, en el para qué, en el porqué. La cabeza no para de pensar, y me pregunto si vale la pena.
Soy profesor. Estudié para serlo. Amo serlo. En la universidad no me enseñaron como ser profesor en un siglo lleno de avances tecnológicos, lleno de novedades diarias, lleno de cambios fugaces que cuando intentamos analizarlos ya estamos atrapados en la nueva ola de transformación.
Porque vivir hoy es como vivir a la orilla del mar. Cada día llega una nueva ola, y cuando intentamos reponernos de su fuerza, cuando pensamos que la marea está bajando, llega la otra, y la otra, y la otra, y así se nos van los días.
Entré en ese mar. Decidí, desde hace un poco más de año y por iniciativa propia, abrir Edutópica: 2 videos cada semana, una transmisión en vivo, un artículo para la web. Eso es mucho. Y hay que sumar las clases de la universidad, las clases del colegio, y todo lo demás. Una ola detrás de la otra.
Entonces las preocupaciones llegan. ¿Sirve para algo el canal? ¿Es el contenido correcto? ¿Ven los videos los estudiantes? ¿Sirve para algo lo que se hace? En momentos creo que la educación es tan el salón de clase, tan la plataforma virtual, tan el envío de tareas, y la revisión de calificaciones, que esto no vale.
También pienso que algo se hace, algo se logra. Entonces un mensaje aparece, un gracias profe, un el video me sirvió, una voz de aliento para seguir. Creo que lo más importante es pensar si esto, si Edutópica, me llena, se satisface.
Voy a ser muy sincero. Creo que en un futuro, no sé en cuanto, algo vas a pasar con esto. Algo. No sé qué. Pero me siento trabajando, grabando, editando, escribiendo, para el futuro. Entonces ese día leeré esto y diré que sí valió la pena.
John Anzola. ç
3 de mayo de 2019.