El mundo de hoy es otro. La globalización han generado unos procesos de transformación no solo a nivel económico, sino cultural, político, comunicativo, entre otros. El mundo globalizado está aquí, y es nuestro contexto.
Medir el impacto de la globalización en los individuos y en la sociedad no es una tarea sencilla dado que dicha medición se convierte en un ejercicio subjetivo, que se hace desde la experiencia de quien aborda la pregunta, a partir de las lecturas, su contexto, y su análisis de la realidad. Todo depende desde el punto de vista que se mire.
En principio, se podría decir que el impacto de la globalización sobre la sociedad colombiana, desde el punto vista económico, ha sido positivo o por lo menos esa es la sensación que dejan las noticias. El punto es que las noticias de los medios de comunicación es manejada por las grandes empresas que les interesa mostrar lo bien que está el país, así no lo esté.
Creyendo, en parte a lo que dicen en los noticieros, se puede decir que el impacto positivo se ha visto en las posibilidades que tienen los empresarios colombianos que hacer negocios e intercambio comercial con otros países; se ha visto en el apoyo político de otros países a iniciativas colombianas como la lucha contra el narcotráfico, y el proceso de paz. El comercio se está activo, y las relaciones internacionales están en buen camino.
Negando el impacto positivo de la globalización sobre la sociedad colombiana se puede decir que el rico sigue siendo más rico, y el pobre más pobre (Giddens, 2007); dado el sentido de supervivencia, sálvese quien pueda, la brecha social se sigue ampliando (Ander, 2005). La globalización ha sido buena para el gran empresario, pero para el trabajador independiente, el pequeño empresario, el campesino, ha sido un problema. ¿Cómo competir con prendas o zapatos que llegan de China a la mitad de precio de lo que cuesta hacerlas en Colombia?
La historia de la globalización, siguiendo la reseña de Martín-Cabello (2013), es la historia de los ricos, de los poderosos, de los dueños de las multinacionales, que activan la economía, que mueven el dinero, que generan trabajo, que explotan los recursos naturales, que rebajan a lo mínimo la mano de obra, que degradan el medio ambiente. La medición del impacto sigue dependiente de quien analice la situación.
Cada día somos menos colombianos y más ciudadanos del mundo. La imposición de la cultura norteamericana, como lo dice Ander (2005), ha generado que la cultura colombiana se vea venida a menos, y que surja una hibridación cultural donde prima lo impuesto por otros países, principalmente Estados Unidos.
En relación con el impacto sobre los individuos, el ejercicio es aún más subjetivo. Debo decir que hago parte del mundo del mercado, de las compras por internet, del uso de la tecnología, de la interacción mediada con los demás, de la búsqueda de nuevas oportunidades dentro y fuera del país; en los últimos 15 años ha mejorado mi calidad de vida, mis ingresos. Con esto quiero decir que como individuo me he visto beneficiado de la globalización, de esa apertura.
Creo que el hecho de cursar un proceso académico de doctorado, mediando por las tecnologías, rompiendo las barreras de tiempo y espacio, en otro país, habla de las ventajas que nos ha dado hoy la globalización. Y creo que ese es un punto a tener en cuenta: la globalización la estamos analizando los que nos vemos beneficiados de ella. No dirá lo mismo el campesino que debe “regalar” sus productos dado que hay sobreoferta por las importaciones.
Termino con una reflexión en relación con la educación. El modelo económico capitalista, y neoliberal, indica que un individuo debe consumir, producir, competir y ganar (Ander, 2005); la educación tradicional nos ha dicho lo mismo: el estudiante debe recibir información (consumir), debe responder exámenes (producir), debe competir con sus compañeros (quien es el mejor), y debe aprobar el año (ganar). El modelo se replica. La escuela, al igual que sociedad, es un espacio donde se debe sobrevivir, donde quien tenga (sepa) vale; quien no tenga (quien no sepa, quien no apruebe) es menos. La globalización iguala al ser humano con un objeto, lo propio hace la educación tradicional.
Son más las desventajas que las ventajas que la globalización trae para los individuos y las sociedades. El punto es que es el sistema, la matrix, todo funciona así. ¿Es posible salirnos de este barco? Creo que no, lo que debemos hacer es aprender a vivir en él, tener una nueva vida (Ander, 2005), sacar de la globalización lo menos malo.
REFERENCIAS
Ander, E. (2005). Los procesos de la globalización en la cultura. Patrimonio Cultural y Turismo CUADERNOS, 13, 143–164.
Giddens, A. (2007). Un mundo desbocado, los efectos de la globalización en nuestras vidas. México: Taurus. Recuperado a partir de http://eva.universidad.edu.uy/pluginfile.php/506145/mod_resource/content/1/Giddens,%20Anthony%20-%20Un%20mundo%20desbocado.pdf
Martín-Cabello, A. (2013). Sobre los orígenes del proceso de globalización. Recuperado el 8 de marzo de 2017, a partir de http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=441542970002