Cambian como cambia el color del cielo cuando el sol está descendiendo.
Por fin lo entendí. Están mutando. Ya decía yo que no eran como cuando fui estudiante. Mis estudiantes hoy son muy diferentes. La razón es un gen que nadie sabe muy bien dónde está: en la sociedad, en la familia, en los medios de comunicación, en el barrio, en sus bolsillos. Lo cierto es que están cambiando.
Los hay de distintos tipos, y están en viven distintas etapas. Los más comunes, con los que me he topado, andan conectados a su smartphone a todo momento, la cara muestra angustia cuando la batería del dispositivo se agota. Lo usan para escuchar música, chatear, jugar, tomar fotos, hacer audios, grabar videos. El dispositivo es una extensión de ellos mismos.
Al parecer, esto les ha traído otros cambios: no les gusta trabajar en equipo, pierden la motivación muy rápido. Viven absortos en otra realidad. No entienden con facilidad las instrucciones. Siempre tienen un problema con las memorias USB y nunca traen las tareas.
Por otro lado, son rápidos para hacer las cosas, a veces su rapidez los lleva a ser superficiales. Viven la vida de otra manera, piensan más en el hoy que en el mañana. Prima lo que piensan los que son como ellos, a lo que piensan los adultos, padres y profesores.
Aunque se creería que conocen la red y navegan en ella, en realidad conocen Facebook, Google, y una que otra aplicación. Prefieren copiar y pegar información, que leer y generar nuevos conocimientos.
Mutan rápido. Cambian cada año. En cambio yo soy lento. Mi clase es lenta. Yo creía que era normal pero no, creo que ellos son los normales y yo y mi aula somos los extraños, los raros, los diferentes. Pocas veces alcanzamos paridad y entonces se da el aprendizaje. Pocas veces. Si yo mutara como ellos, también me sentiría amenazado en mi propia aula.
Muchas veces he salido desanimado porque ellos no son como yo. Nunca lo serán. Creo que lo que tengo que hacer es acercarnos a partir de lo que compartimos, y no alejarnos por lo que nos hace diferentes. Encontrarnos.
Por fin lo entendí. Debo mutar.