Tenía unos 13 o 14 años cuando jugaba maquinitas en el barrio. El GO que aparecía en la pantalla marcaba el inicio del juego. Ahora en mi salón ha comenzado el juego, una vez mis estudiante estuvieron de acuerdo en Lo nuevo. Iniciamos con la conformación de los equipos. Las indicaciones fueron específicas: Equipos de 4 o 5, se organizan como quieran, deben nombrar un líder.
Es muy interesante ver la autoregulación de los equipos. Entre los mismo estudiantes pueden ser más exigentes, duros, y hasta crueles. En este punto del ejercicio se podía escuchar a dos o tres compañeros decirle a otro que lo dejan hacer en el equipo siempre y cuando trabaje.
Un líder de grupo se me acercó y me dijo: -Profe, ella (refiriéndose a otra compañera) no hace nada. Nunca cumple. Es muy perezosa. Pero ya todos los grupos están armados. ¿Qué hacemos? En sus palabras y su rostro se evidenciaba deseo de no querer tenerla en el equipo, pero también solidaridad.
Mientras se organizaban en equipos, yo comencé a configurar Class Dojo. Esta aplicación la conocí gracias al curso de Gamificación con @angel_gfuente. Conseguí la lista en excel de los estudiantes y fue muy rápido crear las cuentas. Una vez creados las avatares, de manera automática por la aplicación, los presenté a todos en la pantalla.
No hubo un solo grupo que no se levantara de la silla de inmediato, se acercará a la pantalla o tablero, y comenzara a buscar su nombre. En generar hubo risas. Risas del avatar propio, pero más risas del avatar del compañero. Este ejercicio les permitió sentirse con una identidad dentro del juego. Les brindó cierto sentido de propiedad, de participación en el juego.
En el desarrollo de las clases se desarrollan habilidades que no están planificadas. Admiré a muchos estudiantes a quienes el sistema les asignó un monstruo como avatar, lo que generó risas y comentarios, se rieron los unos de los otros. No hubo un solo caso de agresión verbal, o un gesto de rechazo por los comentarios. Ver esto en un salón donde, en otras ocasiones, ante el más mínimo comentario había una gresca, creo que es productivo.
En la siguiente clase, cree lo equipos en Class Dojo. La elección de los nombres para los equipos fue otra historia. En conclusión el ejercicio unió a cada equipo, les dio identidad, y un elemento en común. Solo una muestra: Cualquiera, The Family, The Monster, Póngale uno usted, Malagu, Los solos, Coffe, Munich, Forever, Malagu, Mañana le digo.
El primer retoestaba cumplido. Superar el primer reto nos tomó entre dos y tres clases, contando la presentación de la propuesta. En este punto la motivación estaba alta. Los estudiantes estaban conectados.
La conversación con la líder no terminó con la descripción de su compañera. Le pedí que la incluyeran en el equipo, que la ayudaran, que la presionaran. Luego llamé a la chica a parte y le dije que ahora hacía parte de un equipo y que lo que hiciera o dejara de hacer tendría una consecuencia para sus compañeros. Asintió. Ese grupo ya presentó el segundo reto.
El proceso de enseñanza aprendizaje va mucho más allá del currículo, planes de área, parceladores, planillas de asistencia. Estos, no dejan de ser instrumentos útiles. Pero la educación está en la relación persona a persona, como iguales, en donde a partir de un espacio en común se construye un espacio mutuo en pro de los que es nuestro. La educación es plural.