Desde hace 3 semanas inicié un proyecto de cambio educativo. Soy docente de Básica Secundaria en un colegio oficial en la localidad de San Cristobal, en Bogotá, Colombia; dicto, que fea palabra, Lengua Castellana, y para este año tengo asignados los grupos de noveno, décimo, y undécimo.
Varios sucesos me han llevado a plantearme la necesidad de hacer algo diferente en el aula. Uno, Asistí a un congreso de TIC y Educación gracias a @ScolarTIC, en conclusión hay profes que hacen realmente mucho con poco. Yo puedo hacer más de lo que vengo haciendo.
Dos, realicé un MOOC sobre Aprendizaje Basado en Proyectos con @ftsaez. Aunque había intentado implementar este método, creo que el curso me ayudó para aterrizar algunas ideas. Tres, realicé otro MOOC sobre Gamificación en el aula con @angel_gfuente. Excelente experiencia.
Cuatro, el año pasado fue la graduación de un grupo que estudiantes que acompañé desde grado séptimo. Los tuve por 5 años seguidos. Fuí su profesor de lenguaje. Uno de ellos, la noche de navidad, publicó el Facebook un mensaje con tres errores de ortografía, múltiples fallas de redacción, y muchas cosas más. Concluí que lo que estaba haciendo estaba incompleto. Debía cambiar.
Durante las vacaciones pensé qué cambiar. Y aquí estoy. En el comienzo. Con el resultado.
Arrancó el año escolar hace tres semanas. Llegué con una propuesta: estudiemos de otra forma. Es posible que aprendamos más y mejor. Si nos damos cuenta que no sirve, regresamos a lo de siempre. Pero intentémoslo. Hagamos cosas diferentes.
Recuerdo que, con una línea vertical, dividí en dos partes el tablero. A la derecha escribí lo de siempre, a la izquierda lo nuevo. Luego, a la derecha escribí lo que hago siempre: un tema, una explicación, una actividad, una evaluación. Debo decir que a consciencia lo hice parecer peor de lo que es..
A la izquierda escribí: desarrollamos un juego en 10 pasos, al final entregan un producto, solo hay 3 tareas; como en todo juego, hay puntos positivos y negativos; hago un monólogo de 15 minutos, no todas las clases, pero cuando lo hago todos deben atender. Trabajamos en equipo, el equipo decide sobre qué estudiar, qué producto hacer, y a qué damos puntos.
La puerta está siempre abierta (si el clima lo permite), si alguien no quiere entrar no hay problema, pero todo el que entra juega. Cada semana hay uno o dos retos, y para avanzar en el juego es necesario superarlos. Siempre como equipo. El equipo gana, el equipo pierde. El equipo salva. El equipo juzga.
Luego de contarles todo el cuento, les pedí que como grupo votarán. La mayoría votó por lo nuevo. Tuve que convencer a algunos que no estaban seguros de trabajar y depender tanto de otros. Ahí está el riesgo, les dije. Un juego es de riesgos. Les di confianza. Nadie que trabaje perderá porque tuvo que trabajar con el vago del curso, pero el equipo debe lograr que el vago deje de serlo.
Aceptaron. Comenzamos.
Esto lo hice con los cuatro grupos. Tres novenos, un décimo, y un undécimo. Es probable que en 6 semanas miremos atrás y concluyamos que esto no sirvió. Que no se aprende. Entonces, regresaremos a lo de siempre. Pero es posible que encontremos otras maneras de aprender.
Ahora estamos en la semana 3 de clase. Ahora hablamos de equipo, juego, retos, y puntos. Estamos jugando. Están pasando cosas.